viernes, 25 de abril de 2014

Días Soleados: Recuerdos, risas y dolor

Hay noches en las que creo que fue ayer cuando llegaba a casa del colegio, tiraba mi mochila en el suelo y me iba quitando el uniforme por toda la casa para luego escuchar el grito de mi madre y en especial una frase que siempre me hizo rodar los ojos: "Yo en vez de tener como hija a una señorita he tenido a un niño y eso, que desordenas más!" 
Y ahora trato de recordar cuan agradable era escuchar su risa, sus reprimendas... incluso escuchar su llanto de frustración cuando se le quemaba la comida por andar regando el jardín. Sí, extraño todo eso, pequeños detalles que la hacían especial, única.
Hoy en día estoy en la universidad, llego a casa y tiro mi mochila en mi cama, me tumbo en ella unos minutos y espero... espero lo improbable, escuchar su voz.
Espero escuchar un "¿por qué no te cambias de una vez?" o verla parada bajo el marco de mi puerta diciéndome "me imagino y habrás comido algo, no quiero saber que te andas matando de hambre" y que se siente a mi lado para preguntarme "¿Y? ¿Qué tal tu día? ¿alguna cosa interesante ha pasado hoy para que me cuentes?" pero ya saben, solo hay silencio.
Hoy cuando pasaba por el parque de la vuelta de mi casa, se me vinieron a la mente cuando caminábamos juntas, aquel lugar por donde andaba caminando. Mis ojos se pusieron brillosos y sólo sonreí, me repetí cuanto odiaba los días soleados, con esa brisa cálida que me recordaban a ella, eran sus días favoritos, antes eran los míos también.



No hay comentarios:

Publicar un comentario